jueves, 8 de enero de 2009

Pardalis en Heaventown, capítulo I

Todo comenzó en primavera, cuando las primeras margaritas naranjas salían en el jardín de atrás. Todos sabíamos que la primavera, en Heaventown, empezaba con las primeras margaritas naranjas de nuestro jardín. Las blancas, las amarillas y las azules florecían un par de semanas más tarde pero las favoritas del pueblo eran las naranjas, de ahí surgió la idea del nuevo emblema del pueblo. La bandera que lo representaba con mayor fuerza (ya que fue la primera) era la que pintó mamá pocos días antes de morir y era la que ondeaba esplendorosa en el “mástil” mayor del ayuntamiento. El dibujo era simple, sobre un fondo amarillo brillaba un manto de margaritas naranjas del cual surgía una tortuga de tierra preciosa (animalito que en nuestro pequeño pueblo estaba protegido por la ley).

En cada casa había una de esas lindas tortugas, como mínimo, y por la calle paseaban sin ningún tipo de preocupación. El nuestro era el pueblo más verde del condado porque teníamos que abastecer a la población, cada vez mayor, de ‹‹Pardalis››. Los niños crecíamos amando la naturaleza.

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